Baix Llobregat es una comarca de transiciones suaves y alma trabajadora. Tierra de huertas, de memoria obrera y arquitectura con raíces. Aquí, el río se convierte en paisaje cotidiano y las casas reflejan una vida entre lo urbano y lo rural, entre la calma y el pulso.
En esta comarca, vivir significa respirar el ritmo propio de lo posible: donde los techos antiguos conviven con la creatividad y los días transcurren con los pies en la tierra.