Vivir con historia. Respirar paisaje. Crear futuro.
Una historia escrita sobre el borde del mundo
Hay lugares que no se explican.
Se sienten. Se escuchan. Se respiran.
Al llegar, uno no entra simplemente en una finca. Uno atraviesa un umbral. Como si el paisaje hablara en voz baja. Como si la tierra —abierta, generosa, suspendida— te susurrara: “Detente. Ya has llegado”.
Estamos en lo alto de los cingles de Tavertet, en el Mirador del Castell, donde el cielo se asoma al vacío y el silencio se vuelve un paisaje en sí mismo. Aquí, donde la vista alcanza hasta el Pantano de Sau y más allá, esta propiedad custodia siglos de historia, belleza y propósito.
Sus construcciones datan del siglo XII. Están reconocidas por el Inventario del Patrimonio Arquitectónico de Catalunya, pero más allá de los sellos y registros, lo que permanece es su alma. Piedra viva. Tiempo que no se ha detenido, solo se ha hecho más sabio.
Una vida entre tres casas (y algo más)
La finca se extiende sobre 10 hectáreas de terreno, con un total de 1.561 m² construidos, más los apartamentos Totem. Entre campos cultivables, jardines silvestres y caminos que invitan a perderse, se alzan tres viviendas principales.
La casa original, restaurada con respeto, nos recibe con un porche sereno. Dentro, un salón con chimenea, un comedor a dos niveles que se abre a una terraza con barbacoa, y una cocina industrial que da testimonio de encuentros y grandes comidas. Las habitaciones —catorce en total entre plantas— parecen tener memoria. Algunas dan al bosque, otras al vacío. Todas respiran calma.
A pocos metros, una segunda construcción más versátil ofrece una sala polivalente bañada en luz, con baño doble, duchas y un apartamento independiente con cocina, salón-comedor y dos habitaciones.
Y al fondo, casi mimetizada con el entorno, una tercera vivienda construida en clave sostenible. Como una semilla que brota de la tierra: madera, luz, silencio. Una sala de 100 m², un apartamento íntimo con terraza, y la certeza de que menos puede ser mucho más.
Totem, el nombre lo dice todo
En el jardín, dos apartamentos Totem completan el conjunto.
El primero, amplio, con capacidad para hasta 15 personas. El segundo, más íntimo, ideal para 4 o 6. Ambos con aire acondicionado, ambos con nombre propio. Porque en esta finca, nada es genérico.
Y hay más: un food truck en desuso que podría ser arte o refugio. Un taller que podría ser otra casa. Espacios que no solo se habitan, se reinventan.
Energía propia, visión de futuro
La finca no solo mira al pasado. También mira lejos.
Es autosuficiente: placas solares con baterías, agua propia (además de red), fibra óptica, calefacción por propano y estufas de pellet.
Y cuenta con algo más que raro: UNA LICENCIA TURÍSTICA ACTIVA lista para ser usada.
¿Te imaginas un espacio de retiros?
¿Un lugar para crear comunidad?
¿Una nueva forma de habitar lo esencial?
Para quién es este lugar
Esta finca no es para cualquiera.
Es para quienes saben escuchar el silencio.
Para quienes buscan un lugar con verdad, con alma, con visión.
Para quienes no quieren más espacio, sino el espacio justo para volver a sí.
La Antigua Casa Virupa no se vende.
Se entrega, como un testigo.
A quien sepa verla.
Muditā Barcelona te acompaña a mirar más allá de lo aparente.
A habitar con sentido.
A encontrar hogar, también en lo intangible.